RETRATO ECUESTRE DE MARCO AURELIO.
Bronce. Hacia 166 d. C.
Autor desconocido.

Se conservan numerosas pruebas documentales de la existencia desde época republicana de un crecido número de estatuas ecuestres en Roma. Y que así mismo desde época de Augusto eran habituales las representaciones de los emperadores desde sobre un caballo en actitud de revista militar (adlocutio), vestidos con una túnica y paludamentum, y extendiendo el brazo en saludo al pueblo y al ejército. Pero no ha llegado hasta nosotros ninguna otra escultura ecuestre de la de Marco Aurelio, tal vez porque durante la Edad Media se la confundió con la de Constantino (primer legitimador del cristianismo) e, incluso con San Pablo, lo que evitó su destrucción.

La retratística de este momento fue la más copiada en el Renacimiento. Su influencia será decisiva en retratos ecuestres como el “Colleone” de Verrochio o el “Gattamelata” de Donatello. Curiosamente y a pesar de que el retrato ecuestre es más espectacular y más propicio a  la propaganda militar, éste no es precisamente el caso:
El propio Marco Aurelio pasó por ser el estadista más pacifista de la historia de Roma y un convencido antimilitarista, lo que no impidió que las circunstancias políticas le obligaran a pasar la mayor parte de su vida en los campos de batalla. Por el contrario, él era un hombre de razón, y así aparece retratado en esta escultura. No con los atributos militares, sino con la toga del filósofo que domina con la razón. El simbolismo se reforzaba con la presencia de la figura de un bárbaro que se hallaba bajo el caballo, hoy desaparecido.
El retrato psicológico gana aquí muchos enteros. Hasta el caballo con su actitud rotunda, pero no violenta, contribuye a transmitir la idea de poder sereno y sabio: sólo una mano alzada y tres de las cuatro patas sobre el suelo, equilibrando su figura. Marco Aurelio, con su rostro sereno y en parte idealizado, todo equilibrio, mesura y por tanto sabiduría. Nunca la febril iracundia de la violencia militar. Más que vencer al bárbaro parece que lo aplaque, que lo convenza.
De ahí la composición equilibrada y cerrada, a la que contribuye considerablemente la postura del caballo, con la cabeza y la cola hacia abajo y las patas marcando direcciones hacia el centro de la composición, y la propia posición del emperador, dominada por el equilibrio y  la estabilidad.
La obra se localizaba en la Plaza de San Juan de Letrán al menos hasta el siglo X, si bien sería Miguel Ángel quien la trasladase a la Plaza del Capitolio, donde estuvo el original hasta su traslado al Museo Capitolino.
Marco Aurelio, culto y filósofo cercano al estoicismo. Sigue la moda de la barba creada por Adriano a principios del siglo II. Claroscuros, jugando con los rizos de la barba y el pelo.
Se considera que con su hijo y sucesor Cómodo comenzó la decadencia del Imperio.

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