PANTEÓN DE AGRIPA
Siglo II d. C. (época de Adriano)
Autor: Apolodoro de Damasco. Fue el arquitecto oficial de Trajano, el antecesor de Adriano, realizando el gran puente sobre el Danubio, y el foro de Trajano con todos sus edificios. Fue un gran arquitecto y quizá por eso se le atribuya también esta obra tan perfecta, aunque hay testimonios de que Adriano, que tenía conocimientos de arquitectura, no le tenía mucha simpatía, o ¿quizá le tenía envidia?. (¿Lo exilió, lo mandó ejecutar?)
Exteriormente es llamativo el hecho de tener un pórtico con frontón triangular que contrasta con la planta circular de la cella (unión del lenguaje clásico con la técnica romana)
La cúpula que cubre la cella está construida a base de un cascarón monolítico de hormigón. En el interior casetones al estilo griego, que originalmente estarían pintadas Durante su construcción la cúpula se apoyaba en un encofrado de madera, que se eliminó al endurecer el hormigón.
Material de construcción: ladrillo, piedra y hormigón. El hormigón se aplicaba en capas como material de relleno entre dos superficies de ladrillo. El tipo de relleno es diferente según la parte de la cúpula de que se trate. En las zonas superiores se utiliza piedra pómez, piedra muy ligera, mezclada con cal, para reducir peso y en la base de la cúpula, que exige mayor resistencia a la compresión, el relleno de hormigón es mezcla con material más pesado y además de mayor espesor.
Técnicamente, la gran cúpula no necesita contrafuertes. Los elementos sustentantes, son arcos de descarga en la estructura interna que trasmiten el peso a los pilones o machones que se ven en el interior.
El piso está revestido con losas de mármol y granito; los dibujos, en retícula, son un complemento a los casetones de la cúpula
Su estado de conservación es magnífico porque se siguió utilizando como templo cristiano.
Hasta el s. XIX no se hizo una cúpula con el tamaño de ésta. Las medidas son perfectas: 43,5 metros de diámetro y los mismos de altura. El óculo cenital. 9 m de diámetro. Imaginemos a Adriano, el emperador poeta y filósofo, presidiendo escenas oficiales, rodeado de todos los dioses, debía de ser impresionante.
La forma del edificio es como si la cúpula representara la bóveda celeste iluminada por el sol en su centro.
Para completar: en tiempos de Agripa, lugarteniente y yerno de Augusto, ya fraguó la idea de construir un templo que sirviera de acogida a los numerosos dioses existentes en Roma. Aquel primer edificio sufrió las consecuencias del incendio del Campo de Marte del año 80 d. C. y por ello restaurado por Domiciano.
El edificio actual, no obstante, y a pesar de una inscripción en tiempos de Adriano ya en la primera mitad del siglo II (118-125) y nuevo desde los cimientos.
La estructura circular simboliza el acogimiento ofrecido a todos los dioses, y esta forma circular de la planta lo que obliga a una solución arquitectónica muy atrevida, donde se pone de manifiesto la excelente capacidad técnica de los ingenieros romanos.
Curiosamente la medida del diámetro (43´5 m) es la misma que la de la altura al nivel de la clave de la cúpula, lo que crea ala interior una sensación espacial única. La cúpula se convierte así en un hito constructivo. Sus medidas y sus enorme peso la convierten en la más grande construida hasta entonces, y los problemas que planteaba su asentamiento, en un reto que terminó demostrando el enorme nivel técnico de los constructores romanos.
La cúpula se asienta directamente sobre un anillo mural realizado con un excelente hormigón, formado a base de cal, cascotes y fragmentos de ladrillo. Para una mejor trabazón del mismo, se vertió en hileras o tongadas horizontales y se reforzó por medio tongas (nervios) horizontales de ladrillos grandes, colocados cada 1´5 metros.
La estructura interna de este anillo mural consta de dos elementos que actúan de sostén. Por una parte ocho enormes pilones de seis metros de espesor, y entre ellos de una serie de arcos de descarga, que sirven para transmitir el peso de la cúpula precisamente a los pilones, auténticos soportes del peso de aquella.
Este sistema tan perfectamente estudiado en el reparto de sus cargas, no sólo explica la ausencia de contrafuertes exteriores, innecesarios, sino que además sus autores se permitieron el lujo de abrir en el muro, hacia el interior, siete exedras, mas la puerta de entrada en las zonas intermedias, entre los pilones, y además vaciar el núcleo de los mismos machones y abrir allí cámaras semicirculares.
Al interior la sensación espacial que consigue esta estructura es única:
- Se produce una centralización del espacio gracias a su trazado circular y a la propia forma y altura de la cúpula, que además parece arrancar justo de la mitad de la altura, si bien no es así exactamente pues comienza un poco más arriba.
- En total se abren ocho grandes nichos o exedras al interior, uno ocupado por la puerta, y el resto en alternancia de rectángulos y semicírculos, correspondiendo éstos a los ejes axiales del edificio.
- Toda la parte cupulada presenta casetones, que disminuyen en tamaño en altitud, lo que acentúa la sensación de abstracción, agudizada por el gran óculo circulas que ilumina homogéneamente (sin sombras y de forma difusa, tranquila y suave todo el espacio). En origen recubierta con láminas de cobre y bronce dorado que acentuaría la sensación de magnificencia. Además, originalmente corría un ático con ventanas a la altura del arranque de la bóveda que aumentaba la sensación de luminosidad interior, pero que fueron cegadas en el siglo XVIII. En semejante escenario podemos imaginar al Emperador dentro de este edificio como un auténtico Cosmocrátor.
- En la entrada, entre esta enorme cella y el pórtico de acceso se construye un espacio rectangular a modo de pronaos en el que se abren dos grandes nichos en cada externo.
- Al exterior, el templo se alzaba al fondo de una plaza porticada de donde surgía imponente la enorme fachada de corte clásico. En realidad se trataba de un pórtico que distribuye dieciséis columnas monolíticas (sin tambores) de granito egipcio y capiteles corintios, que se dispone en tres naves, la central más ancha cubierta con bóveda y las laterales con techumbre plana.
- El revestimiento exterior del cilindro sería igualmente espectacular pues estaría recubierto por placas de mármol y estuco en su parte superior, que alterarían enormemente la imagen actual, desnuda y descarnada. A su vez, la cúpula se recubriría por medio de tejas de bronce dorado, deslumbrantes con la luz.
- Delante del propio pórtico de entrada (pronaos) es posible, como hemos indicado, que se abriera un inmenso patio porticado que enmarcaría el edificio y ampliaría su visión externa afirmando toda su grandiosidad.
- Por último, añadir que el Panteón fue utilizado desde época bizantina como iglesia, al donarlo el emperador Focas al papa Bonifacio VIII y este dedicarlo al culto de “Santa María ad Martyres”.
De él dijo Miguel Ángel que su diseño parecía angélico y no humano y el papa Urbano VIII que era célebre en todo el orbe.
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